Seguramente nadie se sorprenda cuando digamos que los pequeños utilitarios pecan de ser poco seguros ante un coche más grande. Sus formas y pequeños chasis hablan por si mismos –da miedo ver a los antiguos Renault Twingo, Daewoo Matiz o Hyundai Atos–, y sus bajos precios también nos demuestran que las marcas invierten mucho menos dinero en desarrollar su seguridad que en modelos de gama superior.
Pues bien, la IISH americana ha realizado un estudio del grueso de los once utilitarios más vendidos y así podemos ver a vista de pájaro cual es el panorama que tenemos a la hora de comprar un utilitario del segmento A. La mayoría de ellos se venden en nuestro país aunque tengan un nombre distinto.
Tan solo uno ha pasado el examen con una nota aceptable, el Chevrolet Spark. Otros modelos como el Mazda 2, Kia Rio, Toyota Yaris o Ford Fiesta tuvieron una nota media. Los que obtienen una puntuación pobre son el Mitsubishi Colt, Nissan Note, Toyota Prius C, Hyundai Accent, Fiat 500 y Honda Jazz.
Los coches pequeños y ligeros tienen una desventaja de seguridad inherente. Es por ello por lo que es más importante elegir uno con la mejor protección de ocupantes. Desafortunadamente, como grupo, los coches pequeños no puntúan tan bien como otras categorías en el choque frontolateral.
La prueba más importante es el choque frontolateral, donde los coches son mucho más vulnerables y menos seguros a la hora de tener un accidente, ya que las zonas de deformación controladas están especialmente preparadas para choques frontales. Así que a la misma velocidad, saldremos mucho mejor parados en un choque frontal que en uno frontolateral.
Las tornas cambian bastante en el segmento B de los utilitarios más grandes, como el Seat Ibiza, Renault Clio, Volkswagen Polo, Peugeot 208, etc. donde al ser superventas en su mayoría, aún teniendo un precio bastante contenido, los fabricantes invierten mucho más en seguridad, haciendo estructuras mucho más rígidas.