Y Dios dijo “hágase la luz”, y la luz de hizo. Después vio que la luz era buena y la separó de la oscuridad. Hasta que en el año 2014 BMW presentó el primer vehículo con iluminación láser, y la oscuridad desapareció.
El deportivo híbrido enchufable de la marca bávara, el BMW i8, es un coche que sabemos con toda certeza que pasará a englosar las páginas de oro de la historia del motor incluso antes de que todavía se comercialice. Uno de estos motivos es sin duda alguna su sistema de iluminación Laserlight, que pretende marcar un antes y un después en los sistemas de iluminación nocturna para los vehículos, por mucho que sus competidores de Audi se les haya adelantado con el Audi R8 LMX, el primer vehículo con ópticas láser del mercado.
Así funciona
Describir como funciona este sistema de iluminación láser de forma sencilla es algo complicado, así que para que no sea difícil entenderlo trataré de ser lo más claro posible. Básicamente, se emplean tres diodos LED de alto rendimiento que emiten cada uno un haz de luz láser azul. Estas luces se dirigen hacía un contenedor de fósforo fluorescente, que se encarga de filtrarla y transformarla en una luz blanca extremadamente intensa, muy similar a la luz diurna, y que se proyecta hacía el exterior del faro. Así, la luz emitida al exterior ya no es luz láser como tal, por lo que no existe riesgo alguno para la vista.
Además dicha proyección de luz se encuentra acoplado a un sistema de regulación automática de su alcance que se encarga de mantener constante la altura del haz sin importar el nivel de carga del vehículo, si nos encontramos conduciendo por una pendiente, o por un descenso.
¿Es segura esta tecnología para el resto de conductores?
En primer lugar, hay que destacar que el sistema Laserlight de BMW no viene a sustituir a la iluminación LED del vehículo, sino que la complementa, quedando exclusivamente reservada para las luces de carretera, o tradicionalmente conocidas como “luces largas”. Es decir, que las luces de posición y de cruce son de tipo LED, al igual que los pilotos traseros.
La gran diferencia que tiene este sistema con otros sistemas de iluminación, sobre todo los más convencionales, es que con el Laserlight podemos llevar las luces de carretera permanentemente encendidas sin tener que preocuparnos de que podamos molestar a otros conductores. ¿Cómo es eso posible?
El milagro se denomina BMW Selective Beam. Básicamente el sistema está compuesto por una cámara que se encuentra en el soporte del espejo retrovisor interior, la cual cubre toda la zona delantera del coche. Después, los datos de las imágenes captados por la cámara se transmiten a una unidad de control donde en fracciones de segundo se procesan con la finalidad de bloquear el haz de luz en la zona en la que se encuentran otros automóviles si llegara el caso. Una vez ya no se encuentren coches en la zona desactivada, el sistema vuelve a activar automáticamente el haz completo.
La principal diferencia con otros sistemas de desconexión de luces es que, mientras en éstos se desconectan completamente una parte de los LED cuando se detectan coches que circulan en sentido contrario, disminuyendo así el ancho del haz que ilumina la calzada, el sistema BMW Selective Beam solamente elimina del haz de luz la superficie absolutamente necesaria para no deslumbrar, por lo que la pérdida de luminosidad es mínima.
El resultado final es sorprendente; poder conducir con las luces de carretera activadas, lo que incrementa enormemente el nivel de seguridad al apreciarse las situaciones del tráfico con mayor antelación gracias a una calidad de visión equiparable a conducir de día.
Sus ventajas
Como vemos, el sistema Lightnight de BMW promete convertirse en el precedente de una nueva era en lo que a iluminación nocturna se refiere. Sin embargo, las ventajas que ofrece son bastantes más numerosas según afirman desde la marcha de la hélice, y que se pueden resumir así:
Intensidad lumínica 10 veces superior que la de las fuentes de luz convencionales.
El haz de luz alcanza una distancia de hasta 600 metros, por lo que duplica el alcance de las luces de carretera convencionales.
Posee una luminosidad de 170 lúmenes, frente a los 100 lúmenes que consigue la tecnología LED.
Su consumo de energía es un 30% menor.
Reducción de la fatiga del conductor al conseguir una luz blanca más natural.
Ocupa muy poco espacio y necesita un reflector pequeño, lo que contribuye a que el coche pese menos.
Gran fiabilidad y larga vida incluso bajo condiciones extremas.
¿Y tiene inconvenientes?
Por ahora, el único inconveniente que posee este sistema es que tendremos que esperar hasta otoño para ver los primeros BMW i8 con este sistema. Además, no formará parte del equipo de serie, sino que será un elemento opcional, y a día de hoy no se ha desvelado cuál será su precio. Evidentemente, no se antoja como un elemento barato, y más teniendo en cuenta que el precio de partida del BMW rondará los 130.000 euros para nuestro mercado. El enigma está lanzado entonces. ¿Valdrá la pena incorporarlo?