Los vehículos híbridos plug-in, conocidos por las siglas en ingles PHEV están a medio camino entre un vehículo eléctrico puro y un híbrido. Disponen de un motor de combustión junto con otro eléctrico, ambos usados para mover el vehículo, a diferencia de los vehículos eléctricos de autonomía extendida donde el motor eléctrico es el único que transmite tracción a las ruedas.
La mayor diferencia entre un hibrido plug-in y uno convencional es que sus baterías pueden ser recargadas si enchufamos el automóvil a la red eléctrica doméstica, mientras que en los híbridos convencionales las baterías son recargadas o bien mediante sistemas de recuperación de energía en la frenada o mediante el motor de combustión.
El poder recargar las baterías enchufándolo directamente a la red eléctrica permite a los vehículos híbridos plug-in ofrecer una mayor autonomía en modo eléctrico, debido también al mayor tamaño de sus baterías, permitiendo circular entre 20 y 50 kilómetros según el modelo en este modo y después seguir combinando el motor eléctrico y el de combustión convencional.
Un vehículo híbrido convencional puede recorrer solamente 2-3 kilómetros en modo eléctrico a velocidades no superiores a 50 km/h. De esta manera, comparando ambos, el consumo y las emisiones de CO2 se reducen en los híbridos plug-in hasta cifras inferiores a los 2 l/100 km y 50 g/km aproximadamente.
Otro aspecto positivo del hecho de poder enchufar el vehículo a la red doméstica, y disponer del motor de combustión para trabajar en combinación con el eléctrico una vez la carga de la batería sea baja, es que resolvemos uno de los principales problemas de los vehículos eléctricos que es la falta de una infraestructura adecuada de recarga. Esto hace que su problema de autonomía sea aun mayor, cosa que no pasa en los híbridos plug-in.
El ahorro no reside solamente en el menor gasto de gasolina, sino que, al utilizar en menor medida el motor térmico, aspectos como las revisiones periódicas se dilatarán en el tiempo con la consiguiente disminución de los costes de mantenimiento. Cierto es también que en vez de un motor ahora son dos a revisar, pero el mantenimiento del motor eléctrico, al disponer de menos partes móviles que el de combustión, es mucho más sencillo.
Los vehículos híbridos plug-in representan la mejor solución para reducir las emisiones y consumos mientras que se sigue investigando en el desarrollo de nuevas baterías con mayores capacidades y rapidez de carga, que permitirán en el futuro realizar trayectos de 400 kilómetros con tiempos de recarga de apenas 15 o 20 minutos. Son por ello un modelo de transición hacia los vehículos eléctricos, una parte más del camino hacia la dependencia eléctrica en vez de la dependencia del petróleo.