Las pruebas piloto sirven para tener una primera toma de contacto con algún producto o servicio que se quiere lanzar al mercado. Hasta que finalmente se lleva a cabo dicho proceso, en numerosas ocasiones se realizan contactos con los consumidores para descubrir cual es el público objetivo, es decir, a quien se dirige la empresa, cómo es la reacción que se tiene ante la innovación y cual es la proyección de crecimiento en el mercado.
Desde Toyota se ha promovido una estrategia utilizando el modelo i-Road en la ciudad de Grenoble, en el sureste de Francia. La marca japonesa ha aprovechado de esta forma su know how en referencia a la fabricación de vehículos híbridos y eléctricos. Esta acción está enmarcada dentro del proyecto “Cité Lib bt Ha:mo”, en la cual colaboran diversas empresas que buscan alcanzar una movilidad sostenible en el medio y largo plazo. Con ello, se busca acudir a un público que todavía es reticente al uso de vehículos que no consuman gasolina o gasoil.
¿Cómo funciona el proyecto “Cité Lib bt Ha:mo”?
Esta ciudad, de tamaño pequeño si se compara con las grandes capitales del país vecino, cuenta con 156.000 habitantes, por lo que la información acerca del vehículo eléctrico puede circular de viva voz entre los vecinos.
En este curioso proyecto puede participar todo aquel que sea mayor de edad y tenga el permiso de circulación en regla, además de estar dado de alta en el servicio de alquiler. Como con cualquier proyecto disruptivo, es importante la realización de unas prácticas para aprender un correcto funcionamiento y respuestas del vehículo. Una vez superadas, se podrá hacer uso del alquiler a cambio de unos 7 euros/hora aproximadamente.
El proyecto se basa en la circulación y disponibilidad de setenta unidades del eléctrico japonés y más de ciento veinte puntos de recarga para poder estacionar el “coche”. Me refiero a “coche” porque tiene un manejo un tanto singular, parecido en algunos aspectos en las reacciones que se tienen al conducir una moto. El eje delantero es similar al de cualquier coche, dos ruedas, ambas en cada extremo. Lo diferente se produce en el eje trasero, donde únicamente hay presencia de una única rueda. La capacidad de la dirección reside precisamente en esa rueda, la cual se ve acompañada del sistema Active Lean, cuya función es ayudar a la maniobra del giro mediante una inclinación de las ruedas delanteras.
El Toyota i-Road eléctrico equipa dos pequeños motores eléctricos que generan una fuerza conjunta de 5.4 CV de potencia y que le otorga una autonomía total de 50 kilómetros, dependiendo de si únicamente viaja el conductor o 2 personas. Además, tiene una posibilidad de carga de 140 kilogramos adicionales, por lo que es perfecto para cualquier trayecto urbano. En cuanto a prestaciones, tiene una limitación de velocidad máxima de 45 km/h, velocidad que puede considerarse aceptable dadas las condiciones en las que se va a hacer uso.
Para poder disfrutar del servicio, únicamente hay que pasar por un lector una tarjeta que se obtiene al darse de alta. Con ello, se desbloqueará el enganche de la toma de corriente, por lo que habrá que subirse al vehículo y dar marcha atrás para salir del puesto de recarga de baterías. Una vez concluido este proceso, se podrá comenzar a circular por las calles de Grenoble. Cuando se llegue al lugar de destino, solo se tendrá que poner a recargar de nuevo la batería. Si se descargan, cualquier otro usuario podrá usarlo pasadas tres horas desde que comenzó a cargarse.
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Este tipo de pruebas es una estrategia que debería también implantarse en ciudades con mayor densidad de población. Poco a poco, se iría asentando la movilidad eléctrica en la mente de los consumidores, haciéndose menos reacios a la compra de este tipo de vehículos. A su vez, llevando a cabo una fuerte inversión en puntos de recarga, podría producirse un cambio de tendencia en favor de estos vehículos, mejorando la calidad del aire en zonas urbanas congestionadas por el tráfico actual.