Volvo es una de esas empresas que parece estar siempre agazapada detrás de los fabricantes alemanes considerados como premium. Ya sea por su tradicional concepto de coche aburrido, carga con la que lastra desde hace mucho tiempo, o su diseño poco transgresor, lo cierto es que siempre acaba posicionándose como una marca que podría caracterizarse por varios patrones, comenzando obviamente, por sus sistemas de seguridad y terminando por su espíritu elegante y de calidad.
Además, ¿cómo es posible que se le tache de poseer motorizaciones con nulo con carácter? Su filial Polestar se encarga de que no sea así pero no todo el mundo conoce la línea de deportivos de la firma sueca. De nuevo, lás líneas AMG, RS y M se llevan todo el protagonismo. ¿Y en términos de diversión? No hace falta comentar lo que es capaz de realizar este miembro de la división Volvo Trucks así que mejor mira mira el vídeo enlazado y verás por qué lo digo.
Sin embargo, son conscientes de qué deparará el futuro en la industria del automóvil y, por ello, es mejor anticiparse e ir desarrollando los propios sistemas propios de la marca. Si, me estoy refiriendo de la conducción autónoma y su más que probable puesta a punto en los próximos años.
Así ve Volvo la conducción autónoma en los vehículos en un futuro. ¿Compartes la misma idea?
El vídeo en cuestión refleja al último modelo lanzado al mercado y el primero diseñado bajo el mandato del holding Geely. Este Volvo XC90 incorpora la última tecnología en infoentretenimiento y por supuesto, en materia de seguridad. En esta generación, si se compara la consola central que incorpora el modelo de 2015 con el de la anterior, se puede observar como se ha instalado una pantalla táctil que predomina la gran parte del espacio disponible. No es casualidad debido a que cada vez más el consumidor prefiere incorporar más pantallas en los automóviles para disfrutar de algo más que la simple conducción.
¿Sería verdaderamente útil una pantalla al estilo Tesla Model S? Si se tuviese un coche con la posibilidad de activar un modo de conducción autónoma, claro que tendría sentido. De hecho, podría ser hasta lo más lógico. Para un desplazamiento de cientos de kilómetros, poder disfrutar de más tiempo libre sería lo mejor para pasar el rato mientras el automóvil circula de forma autónoma y sin ayudas.
¿Cómo funcionaría? Con un sistema de localización GPS, el ordenador de abordo detectaría cualquier tramo que fuese apto para activar el sistema protagonista. Una vez que el automóvil estuviese en autovía, se ofrecería al conductor la posibilidad de accionar el botón de encendido. Al igual que lo que ocurre con el camión autónomo de Daimler, única y exclusivamente se podría hacer uso del software en determinadas ocasiones, siendo estas siempre en vías fuera del ámbito urbano.
Además, el sistema debería ser capaz de reconocer qué ocurre alrededor del vehículo porque no hay que olvidar que incorporaría una función inteligente para realizar maniobras de adelantamiento. Con todas estas funcionalidades, el conductor y pasajeros disfrutarían de un viaje mucho más tranquilo y con posibilidad de realizar otras tareas como visualizar los contenidos de una tablet o leer.